Crash es una película atípica que hilvana una increíble historia a través de varios grupos de personajes, en principio, no relacionados entre sí. Una historia de racismo que cuestiona y deja patentes todos los tópicos y prejuicios posibles (en USA, principalmente debido a la idiosincrasia de la actual composición racial de la sociedad norteamericana, su pasado y el presente más reciente) alejándose del maniqueísmo habitual, de la sensiblería y de las típicas historias de conflicto racial y planteando una historia basada, principalmente, en la casualidad, la ironía y la justicia poética. Por desgracia, esto ocurre muy a menudo en la sociedad real. Digo por desgracia, porque nunca es agradable escuchar que la culpable de tus desgracias es la casualidad. Sin duda, todo esto, puede confundir un poco al principio de la película, que es más flojo que el resto del desarrollo. Por supuesto, hablando de Crash, hay que hablar del ecléctico y poco habitual reparto que altera grandes talentos con actores famosos de los que uno no deja de preguntarse aquello de “¿qué hace alguien como tú en un sitio como este?”. Por lo menos, los más famosos actores no roban escenas a lo que realmente importa ni intentan sobresalir especialmente, por lo que se les puede perdonar el desliz. A los responsables del casting, digo, no a los actores. Otro pero que hay que ponerle es la desigualdad de calidad entre tomas y escenas: si hubiera habido una calidad igualada, estaríamos hablando de una obra maestra. En definitiva: una película poco habitual que, aunque cuenta con elementos que no dejan de esperarse, trata temas importantes desde un punto de vista, digamos, novedoso, o, por lo menos, fresco y que nos presenta un collage de historias en las que no se puede profundizar lo suficiente pero que, al intercalarse y unirse, se complementan dibujando una sola realidad. Interesante y recomendable.